Un católico típicamente argentino, ya sea de la variante progre o de la
liberal, es alguien que puede hablar horas de un montón de cosas
eclesiásticas, pero que a la que si se le llega a mencionar la presencia
real de Cristo en la Eucaristía, la Resurrección de NSJC, o la
Inmaculada Concepción, ahí nomás pone una cara rara y de
desaprobación, para inmediatamente decir "uh, ya viniste con tus cosas
de fanático", o "éste es un ultra-católico", o simplemente, "bueno,
bueno, está bien, pero eso no tiene nada que ver".
Dios tiene un papel misterioso para Bergoglio en la Historia. Igual que para Judas y para Caifás.
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